La dermatitis seborreica es un tipo de eccema endógeno, es decir, no desencadenado por factores externos. Se caracteriza por enrojecimiento, descamación y prurito en las denominadas zonas seborreicas como cuero cabelludo, cara (surcos nasogenianos y cejas), tórax y espalda. También puede afectar a bebés con la denominada “costra láctea”. Su diagnóstico es clínico por la presencia de estos parches rojos y con descamación amarillenta en las localizaciones habituales.
Se considera un proceso crónico que evoluciona por brotes y es importante que el paciente sepa de necesitará un tratamiento de mantenimiento ya que la enfermedad persiste meses o años.