Cicatrices quirúrgicas y traumáticas

Cicatriz tratada con láser fraxel 1550

El proceso de cicatrización es resultado de una respuesta natural que nuestro organismo pone en marcha para volver a unir sus tejidos y repararlos tras una lesión. Conforme se va sanando se forma la cicatriz.

Muchos factores pueden interferir en este proceso y dar lugar a una reparación poco estética: tamaño de la herida, profundidad de la misma, parte del cuerpo en que se localiza, edad, infección asociada, predisposición genética…

Consideramos que una cicatriz normal debe ser apenas imperceptible, plana o como mucho debe verse una fina línea del mismo color de la piel. Pero esto no siempre es así y podemos encontrarnos:

• Cicatrices atróficas, con hundimiento de la piel a nivel de la cicatriz por la insuficiente formación de colágeno.
• Cicatrices hipertrofias, producidas por exceso en la producción de colágeno, que se traduce en cicatrices sobreelevadas.
• Queloides, cicatrices muy abultadas que suelen producir picor y dolor.
• Cicatrices con contracturas que deforman el área de piel afectada.

Queloide en la oreja

Para su prevención es muy importante extremar los cuidados durante las primeras semanas, evitar las sobreinfección y el rascado, así como la exposición solar.

Se ha demostrado que la introducción de la tecnología láser en el tratamiento temprano de las cicatrices, incluso en las primeras curas, es básico para conseguir una cicatrización adecuada. El uso del láser no ablativo fraxel 1550, luz pulsada intensa o incluso láser CO2 fraccionado tienen un gran papel en la regeneración del colágeno en las fases tempranas de la cicatrización para así minimizar las secuelas estéticas.

En las cicatrices ya establecidas es importante conocer que cuanto más antiguas sean más difícil será mejorarlas, será un proceso más lento y con mejoría parcial pero en muchos casos lo suficientemente satisfactorio como para tratarlas. Después de su valoración y una vez conocidas las expectativas del paciente en cuanto al grado de mejora, se pautarán sesiones de uno o más láseres combinados que dependerá del tipo de cicatriz.

En general disponemos de las siguientes herramientas:

• Láser fraxel 1550: indicado en el tratamiento en fases tempranas de cicatrización por su capacidad de remodelar el colágeno, cicatrices atrofias y rojizas.
• IPL(Luz pulsada): cicatrices rojizas y/o hiperpigmentadas.
• Láser CO2 fraccionado: en cicatrices hipertrofias, quemaduras recientes, permite la absorción transcutánea de fármacos. También como tratamiento en cicatrices atróficas.
• Láser endolift: aplicado en cicatrices en que se precisa liberar el tejido fibrótico que une la dermis profunda a la hipodermis, en cicatrices “adheridas”, “tirantes”.

La combinación de todos estos procedimientos según su indicación es la clave del éxito del tratamiento.

Además de la tecnología láser en numerosas ocasiones será necesario asociar otros procedimientos como: infiltraciones de medicamentos (corticoesteroides los más utilizados), crioterapia en queloides, tratamiento con PRP (factores de crecimiento plaquetario) o infiltraciones con ácido hialurónico en la cicatriz, entre otros.