Conocida también como calvicie común que afecta tanto a hombres como a mujeres, es una pérdida de cabello de progresión lenta que aparece de forma muy habitual con la edad, pero difiere en severidad entre distintas personas.
Es debida a la acción de los andrógenos (presentes tanto en hombres como en mujeres) sobre los folículos pilosos en personas con predisposición genética. En los varones esta alopecia suele iniciarse con las típicas “entradas” y “coronilla” y en mujeres, en cambio, la pérdida suele ser más difusa de predominio en zona parietal pero respetando una linea de cabello frontal.
Cuando este problema aparece en chicas en edad joven habitualmente se realiza un estudio hormonal para descartar cualquier alteración asociada. En las mujeres suele debutar o empeorar en la menopausia.
El tratamiento debe entenderse como el de una enfermedad crónica y con el objetivo de enlentecer el proceso de pérdida de pelo. Suelen utilizarse vasodilatadores tópicos como el minoxidil al 2-5 % y antiandrógenos orales como el finasteride o dutasteride. El dermatólogo le aconsejará el tratamiento más adecuado para evitar la progresión de su enfermedad.
En casos de calvicie muy avanzada estos tratamientos no son efectivos y solo la cirugía o las prótesis capilares pueden ayudarle.